miércoles, 9 de noviembre de 2011

EXITO Y FRACASO

“se podría considerar que lo que provoca la neurosis es un accidente del Edipo…pero…se puede plantear la pregunta ¿hay neurosis sin Edipo?” j. Lacan, Sem.V

La metáfora paterna, como el Complejo de Edipo, es un mecanismo de constitución… de la neurosis.
Creo que hay que disolver el malentendido, no obstante corriente, que supone que hay neurosis porque algo anduvo mal en el Complejo de Edipo y/o en la metáfora paterna.
La metáfora paterna fallida no es la neurosis — todo lo contrario, la neurosis es metáfora paterna “exitosa”.
Lo de "exitosa" se debe a que se suele afirmar que la neurosis se debe a una falla de o en la metáfora paterna. Neurosis es metáfora paterna exitosa.
La lógica del significante es presencia o ausencia. Tanto para la metáfora paterna como para la forclusión, se trata de todo o nada: o hay o no hay. O hay forclusión o hay Afirmación primordial. Entonces, forclusión es una operación que se hace sobre un significante, la lógica que pone en juego es de todo o nada, no hay media forclusión, porque el significante no funciona por partes, hay o no hay :
No hay: psicosis.
Hay: neurosis… no normalidad.
Toda metáfora es exitosa, aunque fracasada porque deja un resto no metaforizable…su misma existencia de metáfora dice de lo que queda inexorablemente afuera.

Si situamos la dinámica de la represión podemos hablar, más legítimamente, de "exitosa" o "fallida". Lo sabemos: no hay éxito en la represión, hay tres tiempos y el tercero, el retorno, es el reverso, el destino inexorable del primero.
Así, en el chiste "famillonario" hay metáfora "exitosa" porque un significante, "famillonario", sustituye a otro significante, "familia", pero fracasa como represión, como siempre ocurre, porque en "famillonario" se transparenta "familia". Entonces, el éxito de la metáfora es también el del fracaso de la represión, es formación del síntoma como metáfora (vg.: fobia).
Lo anterior sólo es anterior retroactivamente, porque es significado por el síntoma como metáfora, es decir como sustitución. ¿Qué había antes? … habría que aplicar la misma lógica del diferimiento de la represión, del après coup.
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TOMAR LA PALABRA
¿Qué entendemos por tomar la palabra? ¿Cómo es el pasaje del grito como pura expresión a la invocación? ¿Cómo un sonido se transmuta en palabra? Lacan sostiene que para que el significante constituya al sujeto no es suficiente con su preexistencia, habrá hechos de discurso pero no sujeto, es necesario entonces que ocurra un dicho. La pre-existencia del significante no es suficiente para dar cuenta de la constitución del sujeto.
El acto de palabra, una instancia preformativa, crea (ex nihilo) al sujeto, que al decir(se) precipita. Y cuando digo se precipita no puedo evitar pensar en caída, cae de algún lugar en el que no sabía que estaba (limbo) como cuando se dice en la lengua coloquial le cayó la ficha.
Tal vez por eso, a veces, no es sencillo distinguir en nuestra práctica lo que se denomina pasaje al acto, de acto.
Hay caída. La caída del sujeto se ha dicho en griego con la nominación Hipokeimenon, subjetum en latín, por debajo, el sujeto está debajo… cayó.
Recordemos que uno de los temores de Juanito, era el miedo a que los caballos…cayeran. Esos caballos caídos simbolizan:
la caída del sujeto
del padre
del falo
de la madre
Cada uno va cayendo a medida que está afectado por el significante sintomático, va puntuándolos, permutándolos, desplazándolos, significándolos.

Se sale, a veces violentamente, de un lugar para hacer(se) otro.
Esto significa tomar la palabra: hacerse lugar. Cada vez que tomamos la palabra, la tomamos de algún lugar. ¿Dónde están las palabras antes que las tomemos? En el Otro. Pero, al tomarlas queda el Otro al menos sin una palabra.
En ocasión de contraer una deuda económica en el análisis, una analizante dijo:
Me gustaría tener toda la plata del mundo, así le pagaría…
Dije: si me pagara, dejaría de tener toda la plata del mundo.
Freud relata un chiste que viene al caso a pesar que a nosotros no nos cause gracia:
- ¿Has tomado un baño? Pregunta el primero
- ¿Por qué?,¿falta alguno? Responde el segundo.
El juego significante, su deslizamiento, corre el acento en la palabra tomar. Ya no se trata de bañarse, acción reflexiva, si no de una actividad de sustracción, mejor dicho de extracción.
Efectivamente este chiste plantea que al tomar (agarrar en nuestro castellano porteño) al Otro le falta lo que se ha tomado.
El chiste es un acto (performativo), se realiza en el momento que estalla la risa. Risa que dice que al Otro le falta en ese instante - aunque sea en ese instante - una palabra, la que desliza la significación y sorprende al oyente.
En el chiste (Vg.: familionario) hay descompletamiento del Otro: el neologismo es una producción con elementos acumulados del saber de la parroquia. Un término que hasta ese momento no estaba; este término de más, señala un de menos en lo que ya se sabia atesorado. Técnicamente se ha operado una sustracción al Otro, es decir una castración.
Retomemos la pregunta: ¿qué es tomar la palabra?
No se trata de un acto volitivo, tal vez el mejor ejemplo sea el acto fallido. Recordemos que Lacan lo propone como acto logrado: logra pasar una palabra que revela una falla: el sujeto. El fallido entonces sería el modo equívoco de nombrar lo que no se puede nombrar. Una expresión irrumpe, sorprende al hablante que ha dicho una palabra en lugar de otra.
La iniciativa del sujeto es fallido, se escucha la diferencia entre lo que quería decir y lo que dijo.

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